Rara vez encontraras una comida italiana que no incluya algún tipo de pan como acompañamiento, ya que como muchos otros alimentos, los antiguos romanos llevaron el arte de hacer pan a un nivel superior.
Además de mejorar las técnicas de molienda del trigo, los romanos también fueron los primeros en producir harina, que podría hornearse como pan blanco, llegando incluso a abrir una escuela de repostería en Roma en el siglo I DC.
Los italianos por lo general exigen un alto estándar para su pan, permitiendo que la levadura fermente por completo durante varias horas, creando una fina corteza, valorando igualmente el tamaño de sus barras de pan porque cada miembro de la familia necesita una alimentación adecuada.
Culturalmente Italia ha desarrollado igualmente una preferencia por el pan que posea un interior suave y húmedo, ideal para absorber aceite de oliva, vinagre, tomates y otros ingredientes para untar.